«Tengo miedo a perder la maravilla
de tus ojos de estatua y el acento
que me pone de noche en la mejilla
la solitaria rosa de tu aliento.»
Sonetos del amor oscuro
F. García Lorca
Debía tener 22 años.
Con el atractivo dulce,
Fuerte, como de hombre.
Era verano, estoy seguro,
Yo empezaba ya a soñar
Con mi pasado
Traté de hacerme el interesante.
Eso le hizo reír.
Cuando se acercó a mi
Hubiera dado no sé qué por conquistarle.
Debía tener 22 años.
Ese fue la explicación
de su victoria.
No habló de amor.
Pensaba que esa cuestión
Es otra historia.
Me dijo ‘tengo ganas de ti’.
Lo escuchó en alguna película.
No me pude resistir.
Sobre un lecho improvisado
Volví a descubrir, maravillado,
El cielo eterno.
Debía tener 22 años.
Esa insolente certeza absoluta
le hizo ganar, y a mi,
al terminar,
volver a la realidad.
Le hubiera querido retener junta a mi.
Por eso le deje marchar,
Sin hacer un gesto.
Se despidió con un
“No estuvo mal”,
Con la candidez infernal
De su juventud.
Debía tener 22 años.
Olvidé yo, por un momento,
Que hace 22 años que yo tengo 22 años.